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Alrededor del 80% del ganado del mundo está infestado con garrapatas, por lo cual se consideran como la ectoparasitosis del ganado de mayor repercusión económica.
Las garrapatas más importantes desde este punto de vista pertenecen a los siguientes géneros: Amblyomma, Dermacentor, Ixodes y Rhipicephalus, incluyendo en este último el recientemente renombrado subgénero Boophilus (Polar y col., 2008).
La importancia médica y veterinaria de las garrapatas se debe a su acción patógena directa, ya que por su forma de alimentación puede provocar anemia, disminución de la ganancia de peso, y en algunos casos extremos la muerte (Jongejan y Uilenberg, 2004; Gosh y col., 2007; Polar y col., 2008).
La pérdida de sangre ocasionada por garrapatas adultas al alimentarse, particularmente las hembras, puede ocasionar otras pérdidas económicas por la ya mencionada reducción de la ganancia de peso, disminución de la producción de leche o daños en las pieles.
Jellison, trabajando con Dermacentor andersoni, comprobó que bastan ochenta adultos para matar un conejo en cinco a siete días (Komplen y col., 1996; Ghosh y col., 2007; Polar y col., 2008).
Las perforaciones ocasionadas a las pieles por las picaduras de las garrapatas disminuye el valor de estas hasta un 2030% (Komplen y col., 1996; Ghosh y col., 2007; Polar y col., 2008). Así mismo la picadura puede dar lugar a infecciones bacterianas secundarias y abscesos, lo cual puede ocasionar pérdida de ubres, incrementando la mortalidad de los becerros (Jongejan y Uilenberg, 2004).
La saliva de algunas especies de garrapatas contiene toxinas que pueden causar parálisis, toxicosis, irritación y alergias.
Ejemplos de éstas son D. andersoni, I. rubicundus e I. holocyclus (Jongejan y Uilenberg, 2004; Barandika y col., 2008). Sin embargo la principal razón de las pérdidas económicas por infestación por garrapatas se debe al gran número y variedad de enfermedades que pueden transmitir (Bowman, 1999). Así pues de forma indirecta los daños que las garrapatas ocasionan se deben principalmente a su papel como vectores de organismos infecciosos y parasitarios (Komplen y col., 1996; Polar y col., 2008). Además de su papel vectorial, las garrapatas actúan como reservorios.
Entre los microorganismos patógenos que transmiten podemos mencionar bacterias, protozoarios, virus e incluso nematodos (Jongejan y Uilenberg, 2004; Barandika y col., 2008). Siendo las más importantes económicamente: la babesiosis, la theileriosis (particularmente en países en desarrollo), la anaplasmosis causada por Anaplasma marginale, la cowdriosis y la ehrlichiosis (FAO, 2002; Jongejan y Uilenberg, 2004; Bowman y Nutall, 2008).
Más de 40 especies de garrapatas están naturalmente infectadas con Coxiella burnetii, así mismo se ha demostrado que las garrapatas H. lusitanicum y D. marginatus son reservorios de Coxiella burnetii en el norte y centro de España.
La Ixodes ricinus se considera vector de Anaplasma phagocytophilum, B. burgdorferi y C. burnetii (Barandika y col., 2008; Toledo y col., 2009).
Ya en 1952 el Departamento de Agricultura de Estados Unidos en su anuario relativo al quinquenio 19401944 estimaba la pérdida económica asociada a garrapatas en 6,5 millones de dólares (GilCollado, 1961).
Más recientemente De Castro estimó el costo total de las garrapatas y las enfermedades transmitidas por garrapatas en ganado entre 14 y 19 mil millones de dólares anuales globalmente (Willadsen, 1991; Gosh y col., 2007).
Young y otros investigadores consideraron que el control de garrapatas y las enfermedades transmitidas por garrapatas es el problema de salud y manejo más importante en África, representando un problema de igual o mayor magnitud que la tripanosomosis y la mosca tsétsé (Jongejan y Uilenberg, 2004).
Por todo lo anteriormente mencionado se puede declarar que especialmente en los países en vías de desarrollo, el impacto de las garrapatas sobre la ganadería es un factor contribuyente a la pobreza (Bowman y Nutall, 2008).
Aun cuando la infestación por garrapatas tiene para la ganadería importancia económica global, hay también un creciente impacto en la salud pública, principalmente en el hemisferio norte debido a la enfermedad de Lyme (Lyme borreliosis) y otras enfermedades emergentes o reemergentes como son la encefalitis vírica, anaplasmosis, babesiosis, fiebre hemorrágica de Crimea Congo (la cual es transmitida por Hyalomma spp), así como la encefalitis de primaveraverano rusa, y la enfermedad del bosque de Kyasanur (Jongejan y Uilenberg, 2004; Barandika y col., 2008; Bowman y Nutall, 2008). La enfermedad de Lyme, causada por Borrelia burgdorferi sensu lato, es transmitida por garrapatas del género Ixodes al humano y a los animales y se considera actualmente como la enfermedad transmitida por artrópodos más común en Norte América y Europa (Jongejan y Uilenberg, 2004; Barandika y col., 2008).
En resumen el efecto de las enfermedades transmitidas por garrapatas ocasiona una gran pérdida económica a la industria ganadera en el mundo y un gran riesgo para la salud humana. Lo que ha demandado el establecimiento de medidas de control de esta plaga.