lunes, 14 de septiembre de 2015

Respuesta del Oryctolagus cuniculus criado en cautividad ante un predador


Se ha estudiado en otras especies el reconocimiento por parte de individuos criados en cautividad hacia un depredador o un peligro, dando como resultado que es producto del aprendizaje, es decir, que los animales en estado salvaje aprenden cuáles son los peligros presentes en los distintos habitas y que no es algo genético que les venga proporcionado desde el nacimiento.

En el trabajo de Rebeca González Cruz se valora el comportamiento del Oryctolagus cuniculus criado en cautividad ante un hurón (Mustela putorius furo).

Se observa que los conejos permanecían en grupo cuando existía riesgo. No obstante, pasado cierto tiempo, se mostraron curiosos e interactuaban con el potencial predador sin que pareciera haber una clara conducta de evaluación del riesgo de tales acciones.

Estudios previos sobre el Oryctolagus cuniculus  muestran que es un animal con patrones de comportamiento exploratorio (Southern, 1948; Myers y Mykytowycz, 1958; Jenkins, 2001; Crowell-Davis, 2007), lo que es importante para su bienestar porque incrementa el conocimiento del entorno (Samoggia, 1985). Esta es la razón por la que, al introducir los individuos en un lugar nuevo, muestran un comportamiento de olfateo intenso con objeto de reconocer la estancia. Esto no implica que siempre se muestren en alerta, principalmente durante las interacciones intra e interespecíficas.

Sin embargo, tras un breve tiempo de evaluación, estos animales muestran un
comportamiento de aproximación hacia individuos de su misma especie, característico de su comportamiento social (Mykytowycz, 1960).

Banks et al. (1999) observaron que los conejos salvajes evaluaban el riesgo de predación y mantenían un comportamiento preventivo de no alejarse en demasía de sus madrigueras incluso cuando este riesgo desaparecía. Presentan mayor actividad nocturna, con objeto también de minimizar dicho riesgo (Bakker et al., 2005).

Pongrácz y Altbäcker (2000) mostraron que, en condiciones controladas de laboratorio, (i) un depredador de peluche podría provocar un comportamiento de huida en conejos sin experiencia previa con depredadores; (ii) se comportaron de manera diferente conejos adultos hacia el zorro de peluche y azor; (iii) el comportamiento de los conejos jóvenes era  menos diferenciado, y su respuesta "cuantitativa" fue de tipo defensiva bien estructurada, similar a la de adultos sin ninguna experiencia con los  depredadores.

Sin embargo, cuando a los ejemplares  criados en cautividad durante 6 generaciones (para el estudio) se les daba la opción de acceder a la zona donde se encontraba el hurón, el 100% de los individuos se ponen en riesgo en su comportamiento de inspección. Es decir, no reconocen al hurón como un depredador (Chivers y Smith, 1994).
Este comportamiento tiene lugar dado que el reconocimiento de los peligros lo proporciona la experiencia (Griffin et al., 2001).

En este estudio se sugiere que la experiencia debe tener también un componente de transmisión social intergeneracional, tal y como apuntan los resultado de Pongrácz y Altbäcker (2000).

R. GonzálezCruz. 2014. Anales Universitarios de Etología, 8:1519

Rebeca González Cruz
Facultad de Ciencias del Mar, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria,
Campus de Tafira, 35017 Las Palmas de Gran Canaria, Islas Canarias,

España