jueves, 15 de octubre de 2015

¿Deberíamos cazar el conejo de monte como gallegos?

La apertura de la nueva temporada de caza 2015 – 2016 vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de revisión de las fechas de apertura y cierre de la especie reina de la caza menor en Galicia, el conejo.

Desde el punto de vista de la conservación de la especie, y teniendo en cuenta la localización geográfica de Galicia dentro de España, la apertura y cierre de la temporada cinegética debería estar acorde con lo que sucede en nuestro país vecino, Portugal. De hecho allí empieza la temporada de caza del conejo a mediados de septiembre y termina a principios de diciembre.

No podemos olvidar que el inicio del periodo reproductor de la especie guarda relación con las horas de luz y estas a su vez con el crecimiento de los vegetales de los cuales se alimentan.

De hecho el inicio del periodo reproductor en Galicia suele situarse en el mes de diciembre dependiendo de las variaciones climatológicas del año.

Los conejos de monte gallegos deben considerarse desde el punto de vista genético una unidad de gestión diferenciada del resto de los conejos de monte de la Península Ibérica.

El conejo es una especie originaria de la Península Ibérica, como así lo demuestran todos los registros fósiles. De hecho todos los conejos que hay en el mundo derivan de los conejos de la Península.

Los conejos de monte de Galicia tienen genéticamente hablando más parecido con los conejos del norte de Portugal que con todos los conejos resto de la Península Ibérica.

Una especie dos subespecies

Las investigaciones sobre la diversidad genética y la estructura poblacional del conejo de monte muestran que dentro de esta especie existen dos unidades evolutivas independientes que se habrían diferenciado en la Península Ibérica.
El periodo Cuaternario se caracterizó por las oscilaciones climáticas. Las glaciaciones en esa época habrían dado lugar al aislamiento de dos núcleos, uno en el sudoeste peninsular(Oryctolagus cuniculus algirus) y otro en la costa mediterránea (Oryctolagus cuniculus cuniculus), desde donde se habrían dispersado en épocas de clima más favorable, hasta ocupar toda la Península (contactando en su zona central) y sur de Francia.

Según un estudio genético realizado hace unos años, el conejo de monte gallego pertenece a la subespecie algirus mayoritariamente, llegando a Galicia por la expansión a lo largo de la costa atlántica de la subespecie (algirus) una vez pasadas la glaciaciones.

Sólo aparece una pequeña entrada de la subespecie cuniculus en el Valle del Sil. La posible explicación es que el conejo no suele habitar a más de 1000 metros de altitud y las barreras montañosas habrían actuado como freno de entrada.

De las dos poblaciones existentes en la Península, la algirus es la que presenta una mayor variabilidad genética. Posiblemente debido a que ésta, cuando quedó aislada, tendría un mayor tamaño poblacional.

La cuniculus cuniculus presenta una menor diversidad y además es de la que derivan todas las razas domésticas existentes en el mundo.

¿Qué supone tener dos subespecies en la Península para su conservación?

Como en otras muchas especies, este aislamiento en el tiempo hizo que las dos subespecies aparentemente iguales presenten variaciones adaptativas.

Esto supone, para decirlo de una forma más sencilla, que ante problemas similares como especie cada población adoptó soluciones no siempre iguales.

De hecho existen trabajos que demuestran que entre ambas especies existen diferencias biométricas marcadas. Por ejemplo en el tamaño, el algirus presenta en términos generales un menor tamaño corporal que el cuniculus. Pero es que incluso dentro de las propias subespecies algirus y cuniculus hay pequeñas variaciones adaptativas según la locación geográfica. Parecen adaptarse perfectamente a la Ley de Bergmann, ya que el tamaño de sus individuos se incrementa de forma más o menos regular desde el sur hacia el norte.

Esta aparente insignificancia puede resultar crucial termodinámicamente, por ejemplo a la hora de afrontar altas o bajas temperaturas. Así, los conejos de menor tamaño soportaran mejor las altas temperaturas en verano, mientras las bajas temperaturas las soportan mejor los de mayor tamaño. Pero hay incluso estudios que señalan que estas variaciones geográficas adaptativas también guardan relación con la composición y abundancia de las comunidades de depredadores —y por lo tanto con el riego de ser predados— que podrían explicar las diferencias de tamaño.

También presentan diferencias las dos subespecies en el tema reproductivo.

En el caso del algirus es más precoz, de hecho a los tres meses o cuatro meses de nacer ya puede reproducirse, aunque el tamaño medio de las camadas es algo más pequeño, mientras que el cuniculus tarda un poco más, pero el tamaño medio de sus camadas es algo más grande. Además, en el caso del algirus el periodo reproductor parece que puede ser algo más largo que el del cuniculus.

Otros problemas genético-adaptativos para los conejos autóctonos gallegos

Otro nuevo reto para los conejos autóctonos gallegos es la utilización de conejos híbridos (cruzados con conejos domésticos) en las tan manidas repoblaciones.

Está constatado que existen variaciones en el periodo reproductor de los conejos mestizados con domésticos que le llevan a reproducirse fuera del periodo adecuado para hacerlo en el medio natural. Esto supone un grave riesgo para la especie ya que la cantidad de recursos que tiene que consumir cualquier animal durante el periodo reproductor es muy superior a lo que necesita para simplemente sobrevivir, y este guarda una estrecha relación con algo tan importante como es el periodo de crecimiento de los vegetales.

Pero eso también pasa con otras muchas cuestiones relacionadas con el uso de conejos híbridos en las repoblaciones, ya que presentan una menor diversidad genética y eso se traduce, por ejemplo, en una menor capacidad para enfrentarse a las enfermedades.

Una mayor diversidad genética supone en el caso del algirus —la subespecie predominante en Galicia— que los genes del complejo principal de histocompatibilidad (MHC) conservan la diversidad alélica mayor y estos juegan una función importante como parte del sistema inmune.

Los genes de complejo de mayor histocompatibilidad son los encargados de diferenciar lo propio de lo ajeno y asegurar la respuesta inmune, capaz de defender al organismo de algunos agentes extraños que generan infecciones.

¿Galicia necesita una revisión del periodo de apertura y cierre de la caza del conejo?

A la vista de estos y otros muchos datos científicos es evidente que los periodos de apertura y cierre de la caza del conejo de monte en Galicia necesitan de una revisión que nos aproxime a lo que ocurre en nuestro país vecino, Portugal. Genéticamente y geográficamente nuestra especie guarda más relación con lo que allí sucede que con todo el resto de la Península Ibérica.

De hecho en Galicia hace unos años la propia administración gallega ya probó en tres tecores gallegos una apertura adelantada sin que esta prueba experimental tuviese continuidad en el tiempo.

Asociación SOS Coello de Monte de Galicia