miércoles, 4 de marzo de 2015

La caza del conejo de monte en Galicia y su futuro (Parte 1)

La irrupción en la Península Ibérica de la nueva cepa de neumonía hemorrágico vírica marcará un antes y un después de las poblaciones de conejos en Galicia, ya que ha abierto una serie de incógnitas que nadie sabe resolver en estos momentos.


A la ya delicada situación de las poblaciones gallegas afectadas por los cambios en la agricultura tradicional, y a los brotes de mixomatosis primero y después por las cepas clásicas de la neumonía hemorrágico vírica, se ha venido a sumar la mortalidad de la nueva variante, ya que cuenta con una mayor efectividad en su transmisión, llegando incluso a afectar a gazapos menores de 8 semanas (algo que con las clásicas no sucedía), y lo que es peor, hay datos que parecen indicar que lejos de venir a sustituir a las cepas víricas tradicionales, puede inclusive actuar y “evolucionar” conjuntamente con las otras, por lo que los resultados en el campo pueden ser, por no decir que son, devastadores, llevando incluso a la extinción total de poblaciones enteras en muchas zonas.

No podemos olvidar que hay estudios que parecen indicar que en densidades intermedias o bajas el efecto de las enfermedades combinadas con la depredación y la propia caza son devastadores. El problema es que ese tipo de poblaciones son las que suele predominar en los terrenos que gestionan nuestras Sociedades de Cazadores.

Esta situación, a día de hoy, hace necesario la toma de medidas urgentes cara la preservación de las poblaciones autóctonas, mientras se ponen en marcha estudios que permitan averiguar como solventa la naturaleza esta situación tan crítica. Es decir, determinar cual es el estado real de conservación del conejo en Galicia. De lo contrario podemos estar enfrentándonos a una catástrofe medioambiental sin precedentes por la perdida de una especie clave para nuestros ecosistemas.

Es importar recordar que en España encontramos dos subespecies de conejos, lacuniculus cuniculus y la cuniculus algirus, siendo esta última la que está más presente en Galicia, con la particularidad de que son genéticamente hablando más próximos a los conejos del norte de Portugal que a los del resto de la Península Iberica.

«Los conejos de monte gallegos pertenecen mayoritariamente a los haplotipos A2Rba y ARb4, al igual que los conejos del norte de Portugal (Branco et al 2000,Piorno 2008). Únicamente una proporción testimonial (2.9%) de los conejos de origen salvaje muestreados pertenecen a la línea mitocondrial B. Esta línea habría ocupado un refugio glacial en el sureste peninsular, expandiéndose hacia el norte por la costa mediterránea y hacia el interior por el valle del Ebro (Branco et al 2002). La explicación más probable a la baja prevalencia detectada en Galicia de esta línea es que los macizos montañosos del oriente gallego habrían bloqueado su entrada, pues el conejo es una especie que tiende a evitar alturas mayores a los 1000 metros (Blanco y Villafuerte1993). El valle del Sil podría haber servido de vía de entrada a algunos ejemplares (en cualquier caso en número muy reducido), teniendo en cuenta que la prevalencia de conejos de la línea B es algo más alta en la provincia de Ourense. (Mapa genético del conejo de monte en Galicia)».

Una de las principales medidas de gestión que se han aplicado para recuperar las poblaciones de conejos durante los últimos cuarenta años ha sido y sigue siendo, la realización de repoblaciones de conejos; llegando incluso a ser la única que se aplica por muchas Sociedades de Cazadores de Galicia. Además, las propias Administraciones (Xunta de Galicia, Diputaciones, etc..), durante largos periodos de tiempo las han fomentado, ya que cuentan incluso con granjas propias con las que facilita o facilitaba conejos a las sociedades de caza. Señalar que en estas granjas no se ha podido garantizar el origen de los conejos de poblaciones autóctonas gallegas hasta hace pocos años.

Lo que si parece de sentido común es que cualquier conejo que traigamos a nuestros terrenos y no proceda de los que hay en los montes gallegos o del norte de Portugal, se adaptará peor y tendrá menos posibilidades de sobrevivir. Hablar de un animal autóctono es hablar de millones de años de evolución y adaptación al medio. Creo que todos somos más que conscientes de este punto, ya que es de sentido común.

Como dato curioso señalaremos que en citado mapa genético, la presencia de animales procedentes de otros lugares de la Península Ibérica es muy bajo, pese a ser conocido por todos que se han hecho bastantes repoblaciones con conejos procedentes de Toledo, Navarra, Sevilla, Zamora o Murcia. Entonces, ¿por qué motivo no se han asentado esas nuevas poblaciones en Galicia? La respuesta es sencilla, ya que proceden de otros lugares con unas condiciones totalmente distintas a las nuestras y no han sido capaces de adaptarse.

Tampoco podemos olvidar que en estudios realizados en granjas cinegéticas gallegas basadas en jaulas, los individuos mostraban haplotipos propios del conejo doméstico (Piorno 2008).

Un estudio firmado por el Grupo de Producción y Gestión Cinegética de la Universidad de León, en colaboración con el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ofrece datos sobre el número y distribución de granjas de conejo de monte y liebres en España, así como el posible número de animales que se estarían produciendo y evolución del sector durante el período 2005-2010.

Las granjas de conejo de monte están distribuidas por toda España, si bien la mayoría se encuentran en Cataluña, Galicia, Andalucía y Castilla-La Mancha. En el año 2010 existían 114 granjas registradas, con una posible producción de 225.000-265.000 conejos de monte al año. (SÁNCHEZ-GARCÍA, C., ALONSO, M.E., DÍEZ, C., PABLOS, M., GAUDIOSO, V.R. An approach to the statistics of wild lagomorph cautive rearing for releasing purposes in Spain. World Rabbit Science. 2012, doi:10.4995/wrs.2012.1030).

La propia experiencia de las Sociedades de Cazadores que marcan estos conejos usados en las repoblaciones, demuestra que su supervivencia es normalmente mas baja que la de los nacidos en el campo y además, que son más fáciles de cazar. Por lo que resulta curioso ver como en zonas donde se viene realizando una intensa actividad repobladoradurante años y años, nos podemos encontrar aún ejemplares autóctonos (aunque pensamos que son los procedentes de las repoblaciones), lo que demuestra que su capacidad de adaptación y supervivencia les da un valor ecológico incalculable.

Y no podemos olvidar tampoco que los conejos que usamos en las repoblaciones vienen acompañados por un completo equipaje de virus, bacterias y parásitos propios de sus zonas de procedencia y que nada tendrán que ver con los que sufren y padecen nuestros conejos autóctonos, con lo que el desastre está garantizado. En consecuencia, cuanto más alejado sea el origen de los conejos con los que repoblamos, mayor es el riesgo sanitario que estamos provocando, por lo que el sentido común nos dice que debemos buscar conejos que procedan de criaderos lo más cercanos posibles al territorio donde vamos a realizar la repoblación.

Lo ideal sería tener una zona dentro del propio acotado y que esté destinada a la extracción de ejemplares para las repoblaciones; para que los conejos estuvieran conviviendo con las enfermedades del lugar, porque las teorías mas modernas y recientes sobre la gestión del conejo hablan de «gestión sanitaria basada en el manejo de poblaciones naturales inmunizadas» (Mechan, Portas 2010).

Jaime Veiga Fontán
Presidente de SOS COELLO DE MONTE DE GALICIA
soscoello.blogspot.com.es